lunes, 5 de enero de 2009

Estar en los negocios de Dios


¿Por qué me buscabais?
¿No sabíais que en los negocios de mi Padre
me es necesario estar?
Lucas 2:49 (RV)

Si usted tiene una empresa es probable que desee que sus hijos continúen con la misma y que hereden el negocio familiar. Sus hijos le han visto trabajar duramente en su organización, dedicándole muchas horas cuando las circunstancias así lo requerían. Su familia sabe de su estado de ánimo entusiasta ante cada nuevo proyecto que se inició en su comercio. También le han visto contendiendo duramente en cada crisis que tuvo que enfrentar, tanto con sus empleados como con los diferentes conflictos económicos que golpearon el país.
Si por el contrario, usted ahora está en un trabajo que no es de su agrado, deseará que sus hijos estudien y se preparen profesionalmente, para que ellos no deban pasar por las circunstancias duras del trabajo mal pago y de largas jornadas fuera de casa y lejos de la familia.
Si tal vez, en este momento usted se encuentra sin trabajo, es probable que esté deseoso de encontrar lo que sea porque lleva innato en su interior la necesidad de trabajar, no sólo porque requiere de la compensación económica de la jornada laboral, sino porque es indispensable para su dignidad como persona.
Sea cual fuere su situación, usted entiende cual es el concepto de la heredad de un buen trabajo.
Quiero que sepa que Dios, como Padre suyo, desea heredarle un trabajo digno, saludable y próspero. Él, su Papá, ya pasó por todas las crisis de crecimiento que su empresa tuvo que afrontar y tiene para usted un puesto de privilegio. Ahora es necesario que usted se involucre en los negocios de su Padre, porque él no va a obligarle a que tome su puesto. Él le ofrece un lugar único que ha pensado para usted desde siempre, pero usted tiene la libertad de tomar o rechazar esa labor.
Si ha dado vueltas y usted se encuentra cansado de trabajar sin sentido, notando que todo va a parar a saco roto, o quizás ha alcanzado algún rédito económico, pero eso no llega a colmar ninguna expectativa interesante para su vida, entonces ahora es el momento de que le diga un sí a quien quiere darle la heredad de su negocio.
Si quiere tomar su herencia será necesario hacer algo al respecto ¿no le parece?. ¿Entonces, qué pasos debe dar usted para involucrarse en los negocios de Dios?
En una primera etapa cuenta mucho ser fiel en lo poco para luego mantener esa fidelidad en lo mucho. Dios, como padre sabio, no va a darle una gran responsabilidad sin antes haberle delegado compromisos de menor cuantía. Dependiendo de su desempeño, gradualmente Dios irá asignándole nuevas obligaciones, involucrándole cada vez más en “su empresa”. Quiero que tenga en cuenta que los tiempos entre “ascenso y ascenso” para Dios son muy vertiginosos si usted es sinceramente fiel de palabra y corazón.
Usted quizás pueda decir que no está capacitado para hacer frente ni a pequeños ni a grandes trabajos para Dios, y a la luz de la humana verdad así es, pero será Dios quien le capacite si usted le cree a Su Palabra. Entonces aquí nos encontramos con un concepto diferente del trato entre heredero y favorecedor, y se trata de que Dios transmite todos los secretos para llevar adelante sus negocios a través de Su Palabra, que ya fue escrita de antemano, en la Biblia. 
El detalle es que Él ya escribió las instrucciones y usted debe creer lo que dice cada pergamino escrito por Dios, usted no debe tener incertidumbre sobre como se maneja el negocio de su Padre... ¡Quién mejor que Él para decirle que hacer!. Sus dudas no harán más que hacerle repetir una y otra vez los mismos pasos sin avanzar realmente en el camino que le lleva a un lugar gerencial dentro de los negocios de Dios.
Las circunstancias no siempre son las más adecuadas para comenzar a trabajar en el negocio familiar. Usted tiene un Papá que todo lo puede y quiere demostrarle que realmente es así, pero es necesario que usted asuma que no puede hacer nada sin la ayuda que viene de lo alto. Usted no debe ser un niño maleducado que apenas tiene un poco de poder asume que ahora tiene el control sobre todo. No, no, no… debe recordar que lo que ahora tiene es porque lo heredó, no porque lo consiguió por sus propias fuerzas o méritos. No se olvide de esta palabra tan importante: herencia. Nada hubiera alcanzado si no hubiese recibido el regalo de parte de su Padre. Su misma vida es herencia de sus padres biológicos, no nació porque a usted se le ocurrió nacer. ¿O acaso tuvo el poder de decidir qué día nacer, a qué hora, en qué familia, en qué país, bajo qué circunstancias?
También puede que se confunda y piense que lo que usted ha conseguido hasta ahora ha sido por sus propias fuerzas y condiciones innatas, sin la ayuda de Dios, aún si en sus frases habituales dice: “tengo un buen trabajo y gracias a Dios he alcanzado mis metas…”.  Puede que mencione a Dios sólo por costumbre y su misma lengua diga mentiras y su mente se crea tales falsedades.
Otra situación podría ser que hace tiempo usted está en la empresa que su Padre le heredó, pero no ve resultados que le convenzan realmente. Tiene cierta tranquilidad anímica pero no todas las áreas de su vida se ven bendecidas y por lo tanto no puede usted disfrutar plenamente del privilegio de ser heredero de tan magna corporación.
¿Qué está sucediendo entonces? Como para pintar un cuadro, la situación es la siguiente: su Papá ya le heredó su empresa y ya le procuró un puesto predilecto, pero usted, aunque trabaja en la empresa de su predecesor, sigue sin asumir su responsabilidad como administrador de su área. Está haciendo de mensajero, o conserje, o barrendero, tareas todas loables y serviciales, pero quehaceres al fin por los cuales ya debería haber pasado y superado ampliamente a esta altura de los acontecimientos. Peor aún puede ser su situación si únicamente va a marcar tarjeta a la empresa que su Padre le dio y sólo pasa a cobrar su magro cheque por tareas no realizadas.
Si usted se está perdiendo las grandes bendiciones como heredero, debería replantearse algunos puntos fundamentales en su vida, como por ejemplo, cuánto tiempo le dedica a dialogar con su Papá para que le instruya, tanto en lo que debe hacer como en lo que debe dejar de hacer. Muchos herederos comprenden que deben hablar con Dios pero no le dedican más que algunos minutos diarios y puedo asegurarle que Dios no podrá formarle para grandes trabajos si no habla bastante tiempo diariamente con Él. Su Padre no puede confiarle más porque sabe que le haría daño dándole una responsabilidad que terminaría por sofocarlo. No olvide que Dios conoce su corazón mucho más que usted mismo y la única manera de cambiar el orgullo por la humildad es estando a solas con Él y dejándose conducir por lo que sus valiosas palabras le dicten.
En cuanto a la lectura del manual de instrucciones que Dios le ha dado para manejar la empresa que le legó, es probable que también deba replantearse cuánto le cree realmente a lo que dicen Sus Palabras en cada párrafo escrito especialmente para que usted tenga victoria en sus caminos. Recuerde que dice la Biblia que “muchos murieron para que tú vivieras”, y ya eso es un puesto de privilegio en la heredad que Dios le ha concedido. No se trata sólo de que otros no han sido levantados como usted, para servirle a Él, sino que literalmente perdieron sus vidas para que usted esté donde está ahora. Sin siquiera decir que su Padre tuvo que enfrentar el mayor de los sacrificios al enviar a quien es su único hijo de sangre a dar su vida por usted para que todos tengamos la oportunidad de triunfar y ser exitosos según los propósitos de Dios sobre nuestras vidas.
El Todopoderoso y Todosuficiente le asegura a través de Su Palabra que Él le concede las peticiones de su corazón, por lo cual yo ahora le pregunto: ¿Cuáles son las peticiones de su corazón que Dios aún no ha contestado?
Si usted confió en algún momento su vida a Él, si ha sido obediente en asumir las responsabilidades que su Padre le dio, seguramente Dios no tardará en cumplir Su Palabra y usted se encontrará muy pronto involucrado en los grandes negocios de Su Padre.

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