viernes, 26 de diciembre de 2008

Producto y envase (quitándonos la máscara de cristianos)



En cierta ocasión un amigo mío, que tiene una fábrica de pre pizzas, me comentaba que él únicamente producía una sola calidad de masa para pizzas, pero el no llegaba con su producto mas que al mercado de personas con menores recursos. Sus pre pizzas eran populares pero no todas las personas las lograban degustar porque no todos se interesaban por ellas. Entonces se le ocurrió hacer dos tipos de envases con el mismo producto adentro, ya que no tenía capacidad operativa en su fábrica para elaborar dos masas diferentes, es decir, una pre pizza económica y otra pre pizza de mayor calidad. Así fue como en ambos paquetes, tanto el de apariencia económica como el de alta categoría, puso el mismo producto a dos precios diferentes y, por supuesto, con un envase muy superior en apariencia en el producto más caro. Con este simple hecho resolvió el tema: el producto era excelente en ambos casos, sólo que a través del cambio de envase logró llegar a todos los sectores sociales.
En cuanto a la Biblia, si tuviéramos que decir algo sobre lo que contiene, sobre cuál es el producto que está dentro del envase al que llamamos Palabra de Dios, podríamos decir que es el más fabuloso, exquisito y maravilloso de todos, el producto que se encuentra dentro es Jesucristo. Todos los libros de la Biblia hablan de este Dios todopoderoso manifestado en su hijo, quien nos trajo salvación a toda la humanidad.
Ahora bien, el producto Jesucristo es de excelencia, único e inalterable, pero la manera de presentarlo a las personas de este mundo es lo que ha cambiado en el transcurso de la historia y también hoy debe mutar a algo nuevo, ya que en muchos casos estamos presentando un envase de otro siglo, con un producto perdurable y fresco para el consumo, pero parece retrógrado, anticuado y hasta objetado, debido a la envoltura con la que lo ofrecemos.
¿Y cuál es esa envoltura? Somos nosotros mismos. En principio nuestras propias actitudes cerradas que no hacen más que distanciar a las personas del mensaje bíblico. Cosas tales como rechazar al que no se peina como nos gustaría, o se tiñe el pelo de un color diferente cada día. Mirar con rareza al que utiliza aritos o a la jovencita que se tatuó. Resistirnos a juntarnos con aquellos que difieren de nuestras ideas, que no son más que legalismo religioso, y enjuiciarlos como destituidos del Reino de Dios. No aceptar a quien tiene un conflicto sexual. Dejar de lado al alcohólico o al drogadicto. Poner límites a los separados, divorciados y madres solteras. También están aquellos que no aceptan que los demás usen ciertos atuendos o indumentarias. Todas estas actitudes forman parte de un envase de otro tiempo y totalmente fuera de lugar que hace “no atractivo” el producto que llevamos dentro.
Otra envoltura del producto es nuestra manera de hablar, con el más fino lenguaje del español antiguo, incorporando términos y conjugaciones verbales propias de “El Quijote y Sancho Panza” pero para nada del diario lenguaje popular y cultural al que pertenecemos. Entonces resulta que desde un púlpito hay personas que se expresan tratando a sus pares con palabras tales como “vosotros sois hijos del Altísimo” o tantas otras similares, y esa misma persona, que es un orador público, habla de esa manera extraña sobre una plataforma, al modo de un showman, y cuando está en su diálogo rutinario lo hace con otro modismo casi antagónico al utilizado frente a un auditorio. Puede existir mayor o menor énfasis en las frases, pero para nada puede variar la esencia oratoria.
Pero continuemos con el envase, para que juntos veamos como presentamos el producto maravilloso que tenemos en nuestras manos. ¿Alguna vez vio usted un vendedor de autos que no tuviera auto? ¿O quizás un comerciante de computadoras que no tenga computadora o que posea para su uso personal un modelo que salió hace 20 años? ¿O tal vez usted vio a un vendedor de libros que no sepa leer?
En este punto voy a tocar la incoherencia entre la experiencia de vida y la palabra lanzada. Hay, por ejemplo, personas que se dan el lujo de hablar sobre prosperidad económica y libertad financiera mientras sus vidas nadan en la miseria. Hace diez, veinte o treinta años que están renegando con lo mismo. Siguen en la misma bicicleta que tiene la rueda descentrada y sin bolilleros. Se han auto convencido que porque se compraron un celular de última generación ya han sido bendecidos en su economía y tienen licencia para hablar de lo que no han experimentado en sobreabundancia en sus vidas, como lo testifica la valiosa Palabra de Dios. Atribuyen que todavía andan a pié o en un auto antiguo, que lo único que tiene de auto es que posee cuatro ruedas sobre un manojo de chapas destartaladas, y a esto lo atribuyen a que es porque son humildes y no reconocen que se debe a que es el resultado de su fracaso en el mundo de las finanzas. Suelen decir “al menos yo duermo tranquilo” porque no pasan por los problemas que tienen los que poseen un cero kilómetro, una casa de campo y un jet privado para recorrer sus empresas. A esto bien le podríamos llamar un envase engañoso, ya que no muestra la verdad de su contenido. Dicen lo que no hacen, y de esto hay mucho en todas las áreas, no sólo en la financiera. Porque también están aquellos que hablan sobre la fidelidad, el amor, la familia y resulta que sus vidas están envueltas en falta de diálogo, con riñas permanentes en su hogar y en sus hábitos más íntimos hasta existe promiscuidad sexual.
¿Vamos entendiendo y usted va logrando comprender qué tipo de envase es? Volviendo al principio de este tema, le comenté que mi amigo logró vender el mismo producto a dos sectores de mercado muy diferentes entre sí. El mismo producto en diferente envoltura llega a distintos clientes.
Entonces necesitamos ahora abrir nuestra mente y pedirle a Dios que nos muestre cómo debemos llevar el mensaje salvador de Jesucristo resucitado a las personas que tanto lo necesitan, sin que el mensaje sea rechazado. Y esto no significa “aguachentar” el evangelio, sino que significa ser astuto e inteligente para presentar el producto más esperado y necesitado sobre la faz de la tierra, aquel que puede ser consumido por todos y una vez probado no dejarán jamás de recurrir a él.
Tenemos en nuestras manos el pan que da vida, el agua que es bebida para nunca más sufrir sed. Poseemos la vacuna que inmuniza contra toda enfermedad y sana a quienes ya han sido infectados. Tenemos el secreto para romper toda maldición en las finanzas y sabemos que nuestro producto es capaz de restaurar la economía total de las personas afectadas con deudas y problemas financieros sobre esta tierra. Poseemos la fuente de trabajo más extraordinaria que jamás se haya inventado, con miles de oficios y profesiones listos para ser tomados por quienes quieran desarrollar los talentos con los que han sido creados. En nuestras manos han sido depositados los sueños de cada ser humano para ser cumplidos. Tenemos interminable cantidad de gozo y alegría, que son fruto de probar el producto que envolvemos. Hay consuelo para los oprimidos, libertad para los cautivos y restauración total para los quebrantados. Nuestro producto no tiene fecha de vencimiento y puede ser utilizado cuantas veces haga falta sin que tenga contraindicaciones.
Es tiempo de abrir nuestra mente para ser ministrados por la voluntad de quien nos dio a probar de sí mismo alguna vez y nos perdonó, nos sacó de la vida vacía y miserable que teníamos y ahora quiere que le hagamos degustar a quienes están a nuestro lado lo que Él es. Es un tiempo “kairos*”, tiempo de Dios, en el cual él va a intervenir para cambiar los sistemas humanos en los que muchos han caído. Al igual que en los tiempos de Noé, donde muchos no creyeron en la gran inundación que se desataría sobre la faz de la tierra, hoy se avecina la mayor inundación de la Presencia de Dios sobre todo el planeta y ni lo de arriba, ni lo de abajo, ni ángeles ni principados, ningún ser creado, nada ni nadie podrá detener o aprisionar esta gran lluvia que inundará todas las naciones de la tierra.
Si alguna vez fue utilizado por Dios, debe estar atento porque Él quiere usarle nuevamente, pero de otra manera y en otros escenarios. Si nunca fue usado por Dios, póngase feliz porque usted es parte del grupo de eternos rechazados que Él va a usar en este precioso tiempo para avergonzar a los sabios. Sea uno u otro, Dios va a renovarlo y va a hacer de usted un envase único, atractivo, irrefutable y hermoso para llevarlo a Él a todo lugar, a toda persona hasta los confines de la tierra.



* Kairos es la “plenitud del tiempo”, la zona de tiempo de Dios. El tiempo kairos transmite nociones de no ataduras, de fluidez de los propósitos de Dios cruzándose con los tiempos de los seres humanos, e imponiéndose sobre éste mundo finito de tiempo cronológico. Así, kairos se refiere a la oportunidad, como escribe Carl Henry en el Diccionario Evangélico de Teología: “representa la arena de las decisiones del hombre en su camino hacia un destino eterno” (página 1096).
kairos transmite un concepto más emocionante que el simple chronos. Kairos se refiere a períodos especialmente seleccionados en la determinación divina. Opera dentro del tiempo humano profano, pero principalmente como el foco de cumplimiento de los propósitos finales de Dios.
Cuando Jesús vino la primera vez fue un momento kairos definitivo -un tiempo de cumplimiento, un tiempo de juicio y un tiempo para que las promesas de Dios entraran en operación- (Marcos 1:15; 2 Corintios 1:20). Este no es un tiempo de promesas sino de cumplimiento de pactos, tiempo de acción por parte de Dios.

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